La
guerra civil
CAUSAS
Podemos
distinguir dos tipos de causas: las remotas, anteriores a la
década de 1930, y las próximas, que surgieron durante el
período republicano.
Las
causas remotas
•
La accidentada
introducción del liberalismo en España a lo largo del siglo
XIX, con falta de cultura pactista y tendencia en los bandos
progresista y conservadoe a demonizar al adversario.
•
La actitud y mentalidad del
ejército, malacostumbrado a ejercer como poder autónomo e
intervenir cotidianamente en la política interior.
•
El atraso en la
modernización ideológica y económica del país, lo que impide una
verdadera Revolución Industrial y la creación de una clase media
que actúe de colchón amortiguador entre ideologías polarizadas.
•
La influencia de las
ideologías internacionales dominantes (nazismo, fascismo y
comunismo),
en trayectoria de choque en el contexto internacional.
Las
causas próximas
•
La crisis económica y
social internacional de los años 30, que coincidio con el
período republicano en España; las alternativas políticas en el
contexto internacional fueron el fascismo (Alemania, Italia), la vía
social revolucionaria (URSS) y el reformismo democrático
(Inglaterra, Francia). La II República tomó esta última opción,
pero se vio desbordada por los partidarios de ls otras dos.
•
El “motivo
intencional”: había una voluntad por parte de los sectores más
extremistas de iniciar un conflicto armado para “limpiar” el país
de enemigos. De hecho, en la II República existen dos intentos de
golpe de estado (32 Sanjurjo: golpe militar, de derechas, 34
Revolución de Asturias: huelga revolucionaria, de izquierdas).
Finalmente será un segundo golpe militar la causa directa de
la guerra.
LA SUBLEVACIÓN MILITAR Y EL ESTALLIDO DE LA GUERRA CIVIL
Las
tensiones sociales y políticas de la República se acentuaron en la
primavera de 1936, lo que propició que los militares contrarios al
gobierno prepararan un golpe de Estado. Como jefe de la sublevación
se designó al general Sanjurjo, pero murió al estrellarse el
avión que le traía a España desde Estoril, Portugal. El
coordinador de toda la trama conspiradora era, desde Pamplona, el
general Mola (el Director). El general Mola organizó el golpe
de Estado contando con el apoyo de parte del Ejército y de los
grupos políticos antirrepublicanos – monárquicos, carlistas y
falangistas. El golpe de Estado debía ejecutarse con gran rapidez y
violencia para evitar cualquier resistencia del Gobierno o de las
organizaciones izquierdistas. El régimen republicano sería
sustituido por una dictadura provisional. Ante las sospechas y, para
evitarlo, el ministro de Defensa había cambiado de destino a los
generales más antigubernamentales, Mola, Franco, Goded,
destinándolos a Pamplona, Canarias y Baleares respectivamente. Sin
embargo los preparativos de la sublevación habían continuado.
Los
conspiradores sabían que era difícil que triunfara el golpe de
Estado debido a dos factores:
- División en el Ejército y las fuerzas de seguridad (Guardia Civil, Guardia de Asalto).
- Buena organización de las asociaciones obreras y campesinas, dispuestas a defender la República e incluso a aprovechar la situación para organizar una revolución social.
El
golpe de Estado estaba fijado para el 18 de julio, pero la
tensión creada por los asesinatos del teniente Castillo- Guardia de
asalto y militante del PSOE – y del diputado monárquico José
Calvo Sotelo, provocó que los conspiradores de Melilla y Ceuta se
alzaran la noche anterior. A lo largo del día 18 de julio, los
sublevados alzaron gran parte de la Península – Navarra, Álava,
Castilla-León, Galicia y varias regiones de Aragón y Andalucía –
además de Marruecos, Canarias y Baleares. Sin embargo, la acción
conjunta de militares leales al Gobierno y organizaciones obreras
consiguió sofocar la rebelión en las grandes ciudades del país
salvo en Sevilla y, por consiguiente, se produjo el fracaso del golpe
de Estado. Los sublevados no se rindieron y organizaron una guerra
relámpago para conquistar Madrid, dando comienzo entonces la Guerra
Civil.
Tras
el golpe de Estado, España quedó dividida en dos bandos:
1.
La República : (Madrid, Cataluña, cornisa cantábrica, arco
mediterráneo) Económicamente, controlaba las zonas industriales y
mineras, además de los recursos financieros del Banco de España.
Militarmente, la República contaba con al apoyo de la Marina y la
Guardia de Asalto; armó a las organizaciones obreras y campesinas
(milicianos) y las agrupó con los militares leales para hacer
frente a los sublevados.
2.
Los sublevados : (Galicia, Castilla-León, Aragón, Navarra)
Económicamente, dominaban las principales zonas agrarias.
Militarmente, los sublevados – que se llamaban a sí mismos
nacionales – contaban con las experimentadas tropas
africanas (la Legión y los Regulares), la mayoría de los oficiales
y la Guardia Civil, así como numerosos voluntarios de las milicias
organizadas por los partidos carlista (el requeté) y
falangista.
ETAPAS DE LA GUERRA
La
Guerra civil se desarrolló en tres etapas:
Primera
etapa (julio de 1936 – marzo 1937 ) : en estos meses los
sublevados intentaron tomar Madrid en varias acciones diferentes. Las
tropas dirigidas por el general Mola avanzaron desde Navarra hacia
Madrid, pero fueron detenidas por los milicianos en la Sierra de
Guadarrama. Franco tomó Badajoz pero, en lugar de avanzar
rápidamente hacia Madrid, se desvió hacia Toledo (liberó el
Alcazar tras un sitio de casi dos meses), lo que permitió proteger
la capital con los milicianos, las Brigadas Internacionales y los
tanques soviéticos. Los sublevados (nacionales) intentaron dos
maniobras envolventes para tomar Madrid en febrero y en marzo de 1937
(Batallas del Jarama y de Guadalajara), pero fracasaron. Los
sublevados (nacionales) se dieron entonces cuenta que la guerra no se
resolvería rápidamente, lo que obligaba a cambios de estrategia.
Nacieron las consignas que se hicieron famosas “ No pasarán”;
“ Madrid será la tumba del fascismo”.
Segunda
etapa ( abril – octubre 1937 ) : el hecho más importante fue
la Campaña del norte, emprendida por Franco tras el fracaso
de la toma de Madrid. Los sublevados (nacionales) conquistaron los
territorios del norte aprovechando tres factores:
- El aislamiento del resto de las regiones republicanas
- La ayuda de las tropas italianas
- El apoyo de la aviación alemana (bombardeo y destrucción de Guernica por la Legión Cóndor).
Tras
la caída de Asturias (octubre 1937) la República perdió los
territorios del norte, que era la región más rica en recursos
minerales y producción industrial, y por consiguiente sus
posibilidades de éxito. Mola
murió en un accidente de
aviación, en el norte , le sustituyó el general Dávila, quién,
tras romper el perímetro defensivo de Bilbao (cinturón de hierro)
entró en la ciudad el 19 de junio. Tras la caída del Norte la
guerra estaba decidida.
Tercera
etapa ( octubre 1937 – abril 1939 ):
esta etapa final de la guerra se desarrolló en el este de la
Península. El general republicano Rojo lanzó una ofensiva sobre
Teruel y, aunque la conquistó – fue la única capital de provincia
tomada por los republicanos en la guerra - Franco la recuperó dos
meses más tarde. Comenzó la campaña
del Mediterráneo, que buscaba
dividir en dos a la República aislando Cataluña del resto de
territorios. Logrado este objetivo por Franco, el general Rojo
emprendió la batalla del Ebro,
con la intención de frenar su avance hacia Valencia. Fue la batalla
más dura de la guerra y peso a sus conquistas iniciales, el ejército
republicano fue empujado a sus posiciones de inicio cuatro meses
después, tras haber perdido gran cantidad de hombres y material.
En
enero de 1939 Franco inició la ofensiva sobre Cataluña, tomando
Barcelona el día 26. En Madrid, tras duros enfrentamientos dentro de
la capital, la Junta de Defensa que presidía el general Casado,
apoyada por socialistas, republicanos y anarcosindicalistas, dio un
golpe de Estado contra el gobierno republicano e intentó
negociar con Franco una rendición con condiciones. Franco rechazó
la propuesta y, aunque la República controlaba todavía un
territorio considerable, su descomposición interna provocó que el 1
de abril de 1939 finalizara la guerra. El 1 de abril de 1939, el
Cuartel General de Franco comunicaba el fin de la guerra con el
famoso último parte de guerra. “ En el día de hoy, cautivo y
desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus
últimos objetivos militares. Españoles , la guerra ha terminado.”
SITUACIÓN INTERNA EN LA ZONA REPUBLICANA Y NACIONAL
La zona republicana durante la guerra
Durante
la guerra se sucedieron tres gobiernos en la España
republicana.
1.-
Tras el 18 de julio, Azaña encargó a José
Giral formar gobierno. Una de
sus primeras medidas fue armar a los obreros, que formaron milicias
para enfrentarse a los sublevados.
La
España republicana durante la guerra representó la legalidad
constitucional expresada en las urnas en febrero de 1936. Sin
embargo, esa legalidad se tradujo internamente en falta de autoridad,
desorden y predominio de los elementos más exaltados, es decir, la
revolución en marcha dentro de la guerra, por lo que el
Gobierno se encontró casi siempre desbordado. El poder del Estado
sufrió un desplome casi total y fue sustituido por organismos
revolucionarios dispuestos a imponer un nuevo orden. De este modo
surgieron consejos, comités y juntas . El poder político se
desplazó desde el Partido Socialista hacia los sectores comunista y
anarquista; pero estos últimos, a su vez, se fraccionaron en
diversos grupos que acentuaron la disgregación. El elemento más
significativo de la revolución social fue, sin duda, la
colectivización de una gran parte de la propiedad industrial y
agraria. También en estos primeros meses de la guerra se
desencadenó una respuesta popular espontánea contra todo lo que
pudiera tener una relación con los llamados “facciosos”
(sublevados). Tuvieron lugar asesinatos , los llamados “paseos”,
detenciones ilegales en las checas (cárceles clandestinas),
saqueos e incendios de iglesias. Salvo los anarquistas (CNT-FAI) el
resto de fuerzas políticas mantuvieron muy pronto posiciones
críticas, reclamando la necesidad de un poder estatal fuerte que
concentrara sus esfuerzos en ganar la guerra. La escasa preparación
de las milicias y la falta de un mando militar único y los
desordenes sociales, fueron causas por las que Azaña encargó un
nuevo gobierno.
2.-
Gobierno Largo Caballero (sept.1936-mayo 1937). Constituyó un
gobierno formado por republicanos, socialistas, comunistas y por
primera vez algunos anarco-sindicalistas, con el objetivo
recomponer el poder del Estado y dirigir la guerra por lo que se
militarizaron las milicias y se creó el Ejército Popular con
el general Rojo como Jefe del Estado Mayor. Disolvió los Comités
revolucionarios y aprobó el estatuto de Autonomía del País Vasco .
Pero una serie de fracasos militares volvieron a abrir el
enfrentamiento entre las fuerzas republicanas. El problema que lo
debilitó definitivamente fueron los Hechos de mayo de 1937 en
Barcelona. Enfrentamientos entre militantes de la CNT y el POUM
(partido troskista) contra militantes del PSUC, ERC y la UGT, que
respaldaban al gobierno. El conflicto se saldó con más de 200
muertos, la derrota de los anarquistas y poumistas y una fuerte
crisis de gobierno provocaron la sustitución de Largo Caballero
(mayo 1937)
3.-
Gobierno Negrín ( mayo 1937-marzo 1939) Formaron parte del
nuevo gobierno los partidos del Frente Popular, incluidos vascos y
catalanes, pero sin la UGT ni la CNT. Indalecio Prieto asumió el
Ministerio de la Guerra y el nuevo gabinete basó su política en la
prioridad del esfuerzo militar. Para ello se reforzó el poder
central, se unificó la dirección de la guerra y se integraron todas
las milicias en el Ejército Popular. La sede del gobierno se
trasladó de Valencia a Barcelona .Con al apoyo del PCE buscó
la ayuda exterior de la URSS. Ante la dificultad de frenar el
avance de las fuerzas franquistas, el gobierno intentó buscar una
salida negociada a la guerra.( Programa de trece puntos abril de
1938 ). Pero Franco hizo saber que “sólo aceptaba una rendición
sin condiciones”. Tras la caída de Cataluña en enero y febrero de
1939, Gran Bretaña y Francia reconocieron al gobierno de Franco.
Manuel Azaña presentó en París su dimisión como presidente.En
marzo de 1939 el general Casado dio un golpe de Estado contra Negrín.
La
zona nacional durante la guerra
El
1 de octubre de 1936, una Junta de generales proclamó
Generalísimo a Franco, convirtiéndolo
en Jefe del Estado, Jefe del Gobierno y Generalísimo de los
ejércitos. Una Junta Técnica actuaba como órgano asesor y fue
clave en la victoria de los sublevados frente a la descoordinación
repúblicana. De cara a la guerra Franco se propuso el
fortalecimiento del Ejército dentro de una rígida disciplina.
En
la vida pública de la zona franquista se instauró un orden sin
fisuras: establecimiento de la censura y supresión de la prensa
de oposición. Los diferentes partidos políticos que se unieron a
los militares sublevados contra la República– Falange, JONS
(Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), muchos militantes de la
CEDA, el Bloque Nacional de Calvo Sotelo, carlistas y
tradicionalistas- se unificaron en abril de 1937 en Falange
Española Tradicionalista y de las JONS; los que se opusieron a
esta unificación (Hedilla, jefe de Falange) fueron represaliados.
Franco convirtió paulatinamente la Junta Técnica en un gobierno con
ministros fieles a su persona, acumulando todo el poder.
La
España nacionalista fue confesionalmente católica, protegió
a la Iglesia y se apoyó en ella. Tanto el clero español como la
Santa Sede estuvieron abiertamente de su parte y, así, el
levantamiento militar fue justificado y bautizado con el nombre de
Cruzada.
El
abastecimiento y la situación material nunca fueron tan precarios
como en el bando republicano. Hubo escasez de ropa y de otros
productos industriales, pero no llegó a pasarse hambre. Tras la toma
de las regiones industriales del norte, la situación mejoró
sensiblemente Se llevo a cabo una profunda contrarrevolución
social, derogando la legislación republicana en materia social y
económica – laicización , educación , reforma agraria etc.
Se prohibieron todos los partidos políticos y sindicatos – a
excepción del oficial – y se abolieron los estatutos de
autonomía. Para consolidar el triunfo, el régimen recurrió a la
represión mediante fusilamientos y encarcelamientos.
LA
DIMENSIÓN INTERNACIONAL DEL CONFLICTO
La
Guerra Civil dejó de ser rápidamente un conflicto interno para
adquirir dimensiones internacionales. Una vez que se consolidó el
alzamiento militar y la “victoria en tablas” inicial dejó
partido en dos el territorio español, los ojos del extranjero se
fijaron en nuestro país, plenamente conscientes de que la guerra de
España se dirimía algo más que una cuestión de poder. Sobre
nuestro suelo se decidía la gran cuestión mundial: de inmediato, la
prevalencia de los valores democráticos sobre el
totalitarismo en auge, el fascismo en este caso; y, de salir
derrotado el fascismo, la prevalencia de la democracia sobre el
totalitarismo comunista, en una segunda fase. Era, en definitiva, el
anticipo del gran dilema que desembocaría en la Segunda Guerra
Mundial y la Guerra Fría posterior. No es difícil entender, por
tanto, que cada uno de los dos bandos en guerra tuviera sus propios
patrocinadores, en la medida en que cada una de ellas asumía como
propia la ideología de los bandos combatientes, y su modelo de
estado y sociedad, a pesar de las recomendaciones del Comité de
No Intervención. ( Francia y Gran Bretaña, neutrales,
por miedo a una guerra general, trataron de imponer a nivel
internacional sus medidas de prohibición de venta de armas a los
combatientes ). La política de la no intervención fue un fracaso y
dejó al gobierno de la República en clara desventaja, ya que los
países del Eje continuaron ayudando a los sublevados.
LOS
APOYOS DE LA REPÚBLICA
El
Gobierno de la República contó desde el principio con el apoyo de
México, poco efectivo en realidad, con el de Francia,
donde a la sazón gobernaba también el Frente Popular de León Blum,
y el de la Unión Soviética, que propugnó la formación de
las Brigadas Internacionales.
La
ayuda francesa no fue todo lo leal que cabía esperar; más
efectiva cuando había gobiernos de izquierda y más retraída si lo
eran de derecha, pero en cualquier caso con la exigencia del pago
inmediato.
La
ayuda soviética fue mucho más efectiva y de mayor
trascendencia. Más efectiva porque, a pesar de que fue escasa en
hombres, fue en cambio abundante en material de guerra: carros de
combate y aviones especialmente. No obstante, exigía el pago
inmediato, que fue efectuado con las reservas de oro del Tesoro del
Banco de España (el oro de Moscú).
Las
Brigadas Internacionales fueron un elemento más
propagandístico que efectivo de la ayuda extranjera a la República:
algo más de 40.000 voluntarios de multitud de países unidos en la
lucha contra el fascismo (y en muchos casos, que no todos, en su
militancia comunista), directamente organizadas por la Unión
Soviética. Participaron en los diversos frentes, con un desempeño
desigual, destacando su actuación en la defensa de Madrid. Las
purgas que se hicieron entre los brigadistas, especialmente
trotskistas y anarquistas, al estilo de las que Stalin efectuaba en
la URSS, no ayudaron a su eficacia.
LOS
APOYOS AL BANDO NACIONAL
Aquí
la ayuda fue menos espectacular aunque más efectiva. La Italia
fascista y la Alemania nazi no escatimaron su ayuda al bando alzado,
con mayor eficacia y generosidad que la demostrada a la República
por sus aliados o simpatizantes. La ayuda más importante fue la
italiana con el envío de 70.000 hombres encuadrados en
unidades militares voluntarias, aunque de manifiestamente mejorable
desempeño bélico. Por otro lado, Alemania envió escaso
personal combatiente (no más de 5.000 personas), pero sus
instructores militares llevaron a cabo la importante labor de formar
militarmente a los mandos, y su ayuda en material de guerra fue muy
importante. Otros países como Irlanda o Portugal enviaron pequeños
contingentes de soldados, sin demasiada relevancia.
A
pesar de que la ayuda recibida por uno u otro bando fuera similar,
cabe no obstante hacer algunas consideraciones:
- La ayuda italiana y alemana fue más rápida y decidida, además de generosa: las potencias fascistas no exigieron el pago inmediato, y mucho menos por adelantado, del material suministrado.
- A pesar de que la ayuda recibida por uno u otro bando fuera similar, lo cierto es que la ventaja estratégica inicial de la República fue desapareciendo hasta trocarse en desfavorable antes de concluir el año de 1937. Un hecho decisivo, el paso del Estrecho por el Ejército de África, por ejemplo, no hubiera sido posible sin el concurso de los barcos y aviones proporcionados por Alemania.
- La ayuda militar a las dos partes contribuyó a la prolongación de la guerra, al incremento de las destrucciones económicas y a las pérdida de vidas humanas (cerca de 300.000 en las operaciones militares y casi el doble si se suman los muertos habidos en las respectivas retaguardia)
LAS
CONSECUENCIAS DE LA GUERRA CIVIL
Consecuencias
demográficas Merece crédito la cifra de 560.000 muertos
ocasionados por la guerra, ya en combate o a causa de bombardeos
sobre la población civil, represión, inanición o enfermedad. La
mayoría de ellos son jóvenes en edad de procrear, por lo que su
muerte hace descender las tasas de natalidad hasta un mínimo del
16,5% en 1939. A esta cifra han de sumarse los 300.000 republicanos
exilados en las semanas inmediatas al final de la contienda, por lo
que no parece exagerado, a la hora de hacer un balance final, fijar
en 800.000 el número de ciudadanos que pierde España a causa del
conflicto.
Consecuencias
económicas A la desaparición de una gran parte de la población
activa española hay que añadir las cuantiosas pérdidas materiales
que a lo largo de tres años se han producido en los distintos
frentes y en las localidades afectadas. Los bombardeos arrasaron
ciudades como Guernica y dañaron severamente otras como Madrid. Se
produjo una reducción de entre el 30 y el 60% de la producción
agrícola e industrial. España soportará, además, la deuda
contraida por el régimen franquista con Alemania e Italia, a lo que
hay que sumar las deudas con las compañías petroleras
norteamericanas. Asimismo ha que añadir la desaparición de 510
toneladas de oro del Banco de España por pago de armamento y
víveres efectuados por el gobierno republicano a Francia, la URSS y
México. La imagen de la posguerra es la de una población con falta
de “casi todo”. Se raciona el pan, el aceite, la carne, el arroz,
las patatas..... El mercado negro acrecienta la fortuna de unos pocos
a costa de la miseria de la mayoría.
Políticas
Imposición de un Estado dictatorial y autoritario que no respetó
los derechos humanos. Aislamiento internacional por el rechazo a la
dictadura militar.
Sociales
La política represiva de la posguerra agravó la división social
que se creó durante la guerra, haciendo imposible la reconciliación
entre vencedores y vencidos. Retroceso cultural y científico
importante debido a que muchos intelectuales, artistas e
investigadores que apoyaron a la República se exiliaron.
El
exilio y la represión Con el final de la guerra se abre un
período de exilio para miles de familias que deciden salvar sus
vidas al otro lado de la frontera. Son militares y funcionarios
republicanos, médicos, profesores, intelectuales y obreros
cualificados. La mayor parte de ellos terminan hacinados en campos de
refugiados franceses, donde esperan embarcar para América; allí
contribuirán al desarrollo cultural de los países latinoamericanos.
En un México gobernado por Lázaro Cárdenas y especialmente
hospitalario se instalan el Gobierno y las Cortes de la República.
Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, miles de españoles
republicanos se enrolan en el ejército y en la resistencia francesa.
Muchos otros son entregados a los alemanes por las autoridades del
régimen colaboracionista de Vichy y recluidos en campos de
concentración. Lluís Companys, presidente del gobierno catalán, es
entregado a las autoridades franquistas, que lo fusilan de forma
inmediata. En el interior de España, el estado de guerra
continúa hasta 1948. La promulgación de la Ley de
Responsabilidades políticas de febrero de 1939 abre la vía para la
represión de quienes han prestado apoyo activo a la República. Se
improvisan campos de concentración, cárceles en las plazas de toros
y en los campos de fútbol para internar, en condiciones miserables,
una población penal de carácter político que en 1939 alcanza la
cifra aproximada de 300.000 personas. Miguel Hernández, Julián
Besteiro (presidente de las Cortes) mueren, como tantos otros, en la
cárcel...
No hay comentarios:
Publicar un comentario