martes, 11 de abril de 2017

Tema 10.2: La Guerra Civil

La guerra civil



CAUSAS

Podemos distinguir dos tipos de causas: las remotas, anteriores a la década de 1930, y las próximas, que surgieron durante el período republicano.

Las causas remotas

La accidentada introducción del liberalismo en España a lo largo del siglo XIX, con falta de cultura pactista y tendencia en los bandos progresista y conservadoe a demonizar al adversario.
La actitud y mentalidad del ejército, malacostumbrado a ejercer como poder autónomo e intervenir cotidianamente en la política interior.
El atraso en la modernización ideológica y económica del país, lo que impide una verdadera Revolución Industrial y la creación de una clase media que actúe de colchón amortiguador entre ideologías polarizadas.
La influencia de las ideologías internacionales dominantes (nazismo, fascismo y
comunismo), en trayectoria de choque en el contexto internacional.

Las causas próximas

La crisis económica y social internacional de los años 30, que coincidio con el período republicano en España; las alternativas políticas en el contexto internacional fueron el fascismo (Alemania, Italia), la vía social revolucionaria (URSS) y el reformismo democrático (Inglaterra, Francia). La II República tomó esta última opción, pero se vio desbordada por los partidarios de ls otras dos.

El “motivo intencional”: había una voluntad por parte de los sectores más extremistas de iniciar un conflicto armado para “limpiar” el país de enemigos. De hecho, en la II República existen dos intentos de golpe de estado (32 Sanjurjo: golpe militar, de derechas, 34 Revolución de Asturias: huelga revolucionaria, de izquierdas). Finalmente será un segundo golpe militar la causa directa de la guerra.

LA SUBLEVACIÓN MILITAR Y EL ESTALLIDO DE LA GUERRA CIVIL

Las tensiones sociales y políticas de la República se acentuaron en la primavera de 1936, lo que propició que los militares contrarios al gobierno prepararan un golpe de Estado. Como jefe de la sublevación se designó al general Sanjurjo, pero murió al estrellarse el avión que le traía a España desde Estoril, Portugal. El coordinador de toda la trama conspiradora era, desde Pamplona, el general Mola (el Director). El general Mola organizó el golpe de Estado contando con el apoyo de parte del Ejército y de los grupos políticos antirrepublicanos – monárquicos, carlistas y falangistas. El golpe de Estado debía ejecutarse con gran rapidez y violencia para evitar cualquier resistencia del Gobierno o de las organizaciones izquierdistas. El régimen republicano sería sustituido por una dictadura provisional. Ante las sospechas y, para evitarlo, el ministro de Defensa había cambiado de destino a los generales más antigubernamentales, Mola, Franco, Goded, destinándolos a Pamplona, Canarias y Baleares respectivamente. Sin embargo los preparativos de la sublevación habían continuado.

Los conspiradores sabían que era difícil que triunfara el golpe de Estado debido a dos factores:
  • División en el Ejército y las fuerzas de seguridad (Guardia Civil, Guardia de Asalto).
  • Buena organización de las asociaciones obreras y campesinas, dispuestas a defender la República e incluso a aprovechar la situación para organizar una revolución social.
El golpe de Estado estaba fijado para el 18 de julio, pero la tensión creada por los asesinatos del teniente Castillo- Guardia de asalto y militante del PSOE – y del diputado monárquico José Calvo Sotelo, provocó que los conspiradores de Melilla y Ceuta se alzaran la noche anterior. A lo largo del día 18 de julio, los sublevados alzaron gran parte de la Península – Navarra, Álava, Castilla-León, Galicia y varias regiones de Aragón y Andalucía – además de Marruecos, Canarias y Baleares. Sin embargo, la acción conjunta de militares leales al Gobierno y organizaciones obreras consiguió sofocar la rebelión en las grandes ciudades del país salvo en Sevilla y, por consiguiente, se produjo el fracaso del golpe de Estado. Los sublevados no se rindieron y organizaron una guerra relámpago para conquistar Madrid, dando comienzo entonces la Guerra Civil.

Tras el golpe de Estado, España quedó dividida en dos bandos:

1. La República : (Madrid, Cataluña, cornisa cantábrica, arco mediterráneo) Económicamente, controlaba las zonas industriales y mineras, además de los recursos financieros del Banco de España. Militarmente, la República contaba con al apoyo de la Marina y la Guardia de Asalto; armó a las organizaciones obreras y campesinas (milicianos) y las agrupó con los militares leales para hacer frente a los sublevados.

2. Los sublevados : (Galicia, Castilla-León, Aragón, Navarra) Económicamente, dominaban las principales zonas agrarias. Militarmente, los sublevados – que se llamaban a sí mismos nacionales – contaban con las experimentadas tropas africanas (la Legión y los Regulares), la mayoría de los oficiales y la Guardia Civil, así como numerosos voluntarios de las milicias organizadas por los partidos carlista (el requeté) y falangista.


ETAPAS DE LA GUERRA


La Guerra civil se desarrolló en tres etapas:

Primera etapa (julio de 1936 – marzo 1937 ) : en estos meses los sublevados intentaron tomar Madrid en varias acciones diferentes. Las tropas dirigidas por el general Mola avanzaron desde Navarra hacia Madrid, pero fueron detenidas por los milicianos en la Sierra de Guadarrama. Franco tomó Badajoz pero, en lugar de avanzar rápidamente hacia Madrid, se desvió hacia Toledo (liberó el Alcazar tras un sitio de casi dos meses), lo que permitió proteger la capital con los milicianos, las Brigadas Internacionales y los tanques soviéticos. Los sublevados (nacionales) intentaron dos maniobras envolventes para tomar Madrid en febrero y en marzo de 1937 (Batallas del Jarama y de Guadalajara), pero fracasaron. Los sublevados (nacionales) se dieron entonces cuenta que la guerra no se resolvería rápidamente, lo que obligaba a cambios de estrategia. Nacieron las consignas que se hicieron famosas “ No pasarán”; “ Madrid será la tumba del fascismo”.


Segunda etapa ( abril – octubre 1937 ) : el hecho más importante fue la Campaña del norte, emprendida por Franco tras el fracaso de la toma de Madrid. Los sublevados (nacionales) conquistaron los territorios del norte aprovechando tres factores:
  • El aislamiento del resto de las regiones republicanas
  • La ayuda de las tropas italianas
  • El apoyo de la aviación alemana (bombardeo y destrucción de Guernica por la Legión Cóndor).
Tras la caída de Asturias (octubre 1937) la República perdió los territorios del norte, que era la región más rica en recursos minerales y producción industrial, y por consiguiente sus posibilidades de éxito. Mola murió en un accidente de aviación, en el norte , le sustituyó el general Dávila, quién, tras romper el perímetro defensivo de Bilbao (cinturón de hierro) entró en la ciudad el 19 de junio. Tras la caída del Norte la guerra estaba decidida.

Tercera etapa ( octubre 1937 – abril 1939 ): esta etapa final de la guerra se desarrolló en el este de la Península. El general republicano Rojo lanzó una ofensiva sobre Teruel y, aunque la conquistó – fue la única capital de provincia tomada por los republicanos en la guerra - Franco la recuperó dos meses más tarde. Comenzó la campaña del Mediterráneo, que buscaba dividir en dos a la República aislando Cataluña del resto de territorios. Logrado este objetivo por Franco, el general Rojo emprendió la batalla del Ebro, con la intención de frenar su avance hacia Valencia. Fue la batalla más dura de la guerra y peso a sus conquistas iniciales, el ejército republicano fue empujado a sus posiciones de inicio cuatro meses después, tras haber perdido gran cantidad de hombres y material.

En enero de 1939 Franco inició la ofensiva sobre Cataluña, tomando Barcelona el día 26. En Madrid, tras duros enfrentamientos dentro de la capital, la Junta de Defensa que presidía el general Casado, apoyada por socialistas, republicanos y anarcosindicalistas, dio un golpe de Estado contra el gobierno republicano e intentó negociar con Franco una rendición con condiciones. Franco rechazó la propuesta y, aunque la República controlaba todavía un territorio considerable, su descomposición interna provocó que el 1 de abril de 1939 finalizara la guerra. El 1 de abril de 1939, el Cuartel General de Franco comunicaba el fin de la guerra con el famoso último parte de guerra. “ En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. Españoles , la guerra ha terminado.”



SITUACIÓN INTERNA EN LA ZONA REPUBLICANA Y NACIONAL


La zona republicana durante la guerra

Durante la guerra se sucedieron tres gobiernos en la España republicana.

1.- Tras el 18 de julio, Azaña encargó a José Giral formar gobierno. Una de sus primeras medidas fue armar a los obreros, que formaron milicias para enfrentarse a los sublevados.
La España republicana durante la guerra representó la legalidad constitucional expresada en las urnas en febrero de 1936. Sin embargo, esa legalidad se tradujo internamente en falta de autoridad, desorden y predominio de los elementos más exaltados, es decir, la revolución en marcha dentro de la guerra, por lo que el Gobierno se encontró casi siempre desbordado. El poder del Estado sufrió un desplome casi total y fue sustituido por organismos revolucionarios dispuestos a imponer un nuevo orden. De este modo surgieron consejos, comités y juntas . El poder político se desplazó desde el Partido Socialista hacia los sectores comunista y anarquista; pero estos últimos, a su vez, se fraccionaron en diversos grupos que acentuaron la disgregación. El elemento más significativo de la revolución social fue, sin duda, la colectivización de una gran parte de la propiedad industrial y agraria. También en estos primeros meses de la guerra se desencadenó una respuesta popular espontánea contra todo lo que pudiera tener una relación con los llamados “facciosos” (sublevados). Tuvieron lugar asesinatos , los llamados “paseos”, detenciones ilegales en las checas (cárceles clandestinas), saqueos e incendios de iglesias. Salvo los anarquistas (CNT-FAI) el resto de fuerzas políticas mantuvieron muy pronto posiciones críticas, reclamando la necesidad de un poder estatal fuerte que concentrara sus esfuerzos en ganar la guerra. La escasa preparación de las milicias y la falta de un mando militar único y los desordenes sociales, fueron causas por las que Azaña encargó un nuevo gobierno.

2.- Gobierno Largo Caballero (sept.1936-mayo 1937). Constituyó un gobierno formado por republicanos, socialistas, comunistas y por primera vez algunos anarco-sindicalistas, con el objetivo recomponer el poder del Estado y dirigir la guerra por lo que se militarizaron las milicias y se creó el Ejército Popular con el general Rojo como Jefe del Estado Mayor. Disolvió los Comités revolucionarios y aprobó el estatuto de Autonomía del País Vasco . Pero una serie de fracasos militares volvieron a abrir el enfrentamiento entre las fuerzas republicanas. El problema que lo debilitó definitivamente fueron los Hechos de mayo de 1937 en Barcelona. Enfrentamientos entre militantes de la CNT y el POUM (partido troskista) contra militantes del PSUC, ERC y la UGT, que respaldaban al gobierno. El conflicto se saldó con más de 200 muertos, la derrota de los anarquistas y poumistas y una fuerte crisis de gobierno provocaron la sustitución de Largo Caballero (mayo 1937)

3.- Gobierno Negrín ( mayo 1937-marzo 1939) Formaron parte del nuevo gobierno los partidos del Frente Popular, incluidos vascos y catalanes, pero sin la UGT ni la CNT. Indalecio Prieto asumió el Ministerio de la Guerra y el nuevo gabinete basó su política en la prioridad del esfuerzo militar. Para ello se reforzó el poder central, se unificó la dirección de la guerra y se integraron todas las milicias en el Ejército Popular. La sede del gobierno se trasladó de Valencia a Barcelona .Con al apoyo del PCE buscó la ayuda exterior de la URSS. Ante la dificultad de frenar el avance de las fuerzas franquistas, el gobierno intentó buscar una salida negociada a la guerra.( Programa de trece puntos abril de 1938 ). Pero Franco hizo saber que “sólo aceptaba una rendición sin condiciones”. Tras la caída de Cataluña en enero y febrero de 1939, Gran Bretaña y Francia reconocieron al gobierno de Franco. Manuel Azaña presentó en París su dimisión como presidente.En marzo de 1939 el general Casado dio un golpe de Estado contra Negrín.

La zona nacional durante la guerra

El 1 de octubre de 1936, una Junta de generales proclamó Generalísimo a Franco, convirtiéndolo en Jefe del Estado, Jefe del Gobierno y Generalísimo de los ejércitos. Una Junta Técnica actuaba como órgano asesor y fue clave en la victoria de los sublevados frente a la descoordinación repúblicana. De cara a la guerra Franco se propuso el fortalecimiento del Ejército dentro de una rígida disciplina.

En la vida pública de la zona franquista se instauró un orden sin fisuras: establecimiento de la censura y supresión de la prensa de oposición. Los diferentes partidos políticos que se unieron a los militares sublevados contra la República– Falange, JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), muchos militantes de la CEDA, el Bloque Nacional de Calvo Sotelo, carlistas y tradicionalistas- se unificaron en abril de 1937 en Falange Española Tradicionalista y de las JONS; los que se opusieron a esta unificación (Hedilla, jefe de Falange) fueron represaliados. Franco convirtió paulatinamente la Junta Técnica en un gobierno con ministros fieles a su persona, acumulando todo el poder.

La España nacionalista fue confesionalmente católica, protegió a la Iglesia y se apoyó en ella. Tanto el clero español como la Santa Sede estuvieron abiertamente de su parte y, así, el levantamiento militar fue justificado y bautizado con el nombre de Cruzada.

El abastecimiento y la situación material nunca fueron tan precarios como en el bando republicano. Hubo escasez de ropa y de otros productos industriales, pero no llegó a pasarse hambre. Tras la toma de las regiones industriales del norte, la situación mejoró sensiblemente Se llevo a cabo una profunda contrarrevolución social, derogando la legislación republicana en materia social y económica – laicización , educación , reforma agraria etc. Se prohibieron todos los partidos políticos y sindicatos – a excepción del oficial – y se abolieron los estatutos de autonomía. Para consolidar el triunfo, el régimen recurrió a la represión mediante fusilamientos y encarcelamientos.

LA DIMENSIÓN INTERNACIONAL DEL CONFLICTO

La Guerra Civil dejó de ser rápidamente un conflicto interno para adquirir dimensiones internacionales. Una vez que se consolidó el alzamiento militar y la “victoria en tablas” inicial dejó partido en dos el territorio español, los ojos del extranjero se fijaron en nuestro país, plenamente conscientes de que la guerra de España se dirimía algo más que una cuestión de poder. Sobre nuestro suelo se decidía la gran cuestión mundial: de inmediato, la prevalencia de los valores democráticos sobre el totalitarismo en auge, el fascismo en este caso; y, de salir derrotado el fascismo, la prevalencia de la democracia sobre el totalitarismo comunista, en una segunda fase. Era, en definitiva, el anticipo del gran dilema que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría posterior. No es difícil entender, por tanto, que cada uno de los dos bandos en guerra tuviera sus propios patrocinadores, en la medida en que cada una de ellas asumía como propia la ideología de los bandos combatientes, y su modelo de estado y sociedad, a pesar de las recomendaciones del Comité de No Intervención. ( Francia y Gran Bretaña, neutrales, por miedo a una guerra general, trataron de imponer a nivel internacional sus medidas de prohibición de venta de armas a los combatientes ). La política de la no intervención fue un fracaso y dejó al gobierno de la República en clara desventaja, ya que los países del Eje continuaron ayudando a los sublevados.

LOS APOYOS DE LA REPÚBLICA

El Gobierno de la República contó desde el principio con el apoyo de México, poco efectivo en realidad, con el de Francia, donde a la sazón gobernaba también el Frente Popular de León Blum, y el de la Unión Soviética, que propugnó la formación de las Brigadas Internacionales.
La ayuda francesa no fue todo lo leal que cabía esperar; más efectiva cuando había gobiernos de izquierda y más retraída si lo eran de derecha, pero en cualquier caso con la exigencia del pago inmediato.
La ayuda soviética fue mucho más efectiva y de mayor trascendencia. Más efectiva porque, a pesar de que fue escasa en hombres, fue en cambio abundante en material de guerra: carros de combate y aviones especialmente. No obstante, exigía el pago inmediato, que fue efectuado con las reservas de oro del Tesoro del Banco de España (el oro de Moscú).
Las Brigadas Internacionales fueron un elemento más propagandístico que efectivo de la ayuda extranjera a la República: algo más de 40.000 voluntarios de multitud de países unidos en la lucha contra el fascismo (y en muchos casos, que no todos, en su militancia comunista), directamente organizadas por la Unión Soviética. Participaron en los diversos frentes, con un desempeño desigual, destacando su actuación en la defensa de Madrid. Las purgas que se hicieron entre los brigadistas, especialmente trotskistas y anarquistas, al estilo de las que Stalin efectuaba en la URSS, no ayudaron a su eficacia.

LOS APOYOS AL BANDO NACIONAL

Aquí la ayuda fue menos espectacular aunque más efectiva. La Italia fascista y la Alemania nazi no escatimaron su ayuda al bando alzado, con mayor eficacia y generosidad que la demostrada a la República por sus aliados o simpatizantes. La ayuda más importante fue la italiana con el envío de 70.000 hombres encuadrados en unidades militares voluntarias, aunque de manifiestamente mejorable desempeño bélico. Por otro lado, Alemania envió escaso personal combatiente (no más de 5.000 personas), pero sus instructores militares llevaron a cabo la importante labor de formar militarmente a los mandos, y su ayuda en material de guerra fue muy importante. Otros países como Irlanda o Portugal enviaron pequeños contingentes de soldados, sin demasiada relevancia.

A pesar de que la ayuda recibida por uno u otro bando fuera similar, cabe no obstante hacer algunas consideraciones:
  • La ayuda italiana y alemana fue más rápida y decidida, además de generosa: las potencias fascistas no exigieron el pago inmediato, y mucho menos por adelantado, del material suministrado.
  • A pesar de que la ayuda recibida por uno u otro bando fuera similar, lo cierto es que la ventaja estratégica inicial de la República fue desapareciendo hasta trocarse en desfavorable antes de concluir el año de 1937. Un hecho decisivo, el paso del Estrecho por el Ejército de África, por ejemplo, no hubiera sido posible sin el concurso de los barcos y aviones proporcionados por Alemania.
  • La ayuda militar a las dos partes contribuyó a la prolongación de la guerra, al incremento de las destrucciones económicas y a las pérdida de vidas humanas (cerca de 300.000 en las operaciones militares y casi el doble si se suman los muertos habidos en las respectivas retaguardia)
LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA CIVIL

Consecuencias demográficas Merece crédito la cifra de 560.000 muertos ocasionados por la guerra, ya en combate o a causa de bombardeos sobre la población civil, represión, inanición o enfermedad. La mayoría de ellos son jóvenes en edad de procrear, por lo que su muerte hace descender las tasas de natalidad hasta un mínimo del 16,5% en 1939. A esta cifra han de sumarse los 300.000 republicanos exilados en las semanas inmediatas al final de la contienda, por lo que no parece exagerado, a la hora de hacer un balance final, fijar en 800.000 el número de ciudadanos que pierde España a causa del conflicto.

Consecuencias económicas A la desaparición de una gran parte de la población activa española hay que añadir las cuantiosas pérdidas materiales que a lo largo de tres años se han producido en los distintos frentes y en las localidades afectadas. Los bombardeos arrasaron ciudades como Guernica y dañaron severamente otras como Madrid. Se produjo una reducción de entre el 30 y el 60% de la producción agrícola e industrial. España soportará, además, la deuda contraida por el régimen franquista con Alemania e Italia, a lo que hay que sumar las deudas con las compañías petroleras norteamericanas. Asimismo ha que añadir la desaparición de 510 toneladas de oro del Banco de España por pago de armamento y víveres efectuados por el gobierno republicano a Francia, la URSS y México. La imagen de la posguerra es la de una población con falta de “casi todo”. Se raciona el pan, el aceite, la carne, el arroz, las patatas..... El mercado negro acrecienta la fortuna de unos pocos a costa de la miseria de la mayoría.

Políticas Imposición de un Estado dictatorial y autoritario que no respetó los derechos humanos. Aislamiento internacional por el rechazo a la dictadura militar.

Sociales La política represiva de la posguerra agravó la división social que se creó durante la guerra, haciendo imposible la reconciliación entre vencedores y vencidos. Retroceso cultural y científico importante debido a que muchos intelectuales, artistas e investigadores que apoyaron a la República se exiliaron.

El exilio y la represión Con el final de la guerra se abre un período de exilio para miles de familias que deciden salvar sus vidas al otro lado de la frontera. Son militares y funcionarios republicanos, médicos, profesores, intelectuales y obreros cualificados. La mayor parte de ellos terminan hacinados en campos de refugiados franceses, donde esperan embarcar para América; allí contribuirán al desarrollo cultural de los países latinoamericanos. En un México gobernado por Lázaro Cárdenas y especialmente hospitalario se instalan el Gobierno y las Cortes de la República. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, miles de españoles republicanos se enrolan en el ejército y en la resistencia francesa. Muchos otros son entregados a los alemanes por las autoridades del régimen colaboracionista de Vichy y recluidos en campos de concentración. Lluís Companys, presidente del gobierno catalán, es entregado a las autoridades franquistas, que lo fusilan de forma inmediata. En el interior de España, el estado de guerra continúa hasta 1948. La promulgación de la Ley de Responsabilidades políticas de febrero de 1939 abre la vía para la represión de quienes han prestado apoyo activo a la República. Se improvisan campos de concentración, cárceles en las plazas de toros y en los campos de fútbol para internar, en condiciones miserables, una población penal de carácter político que en 1939 alcanza la cifra aproximada de 300.000 personas. Miguel Hernández, Julián Besteiro (presidente de las Cortes) mueren, como tantos otros, en la cárcel...

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