viernes, 21 de octubre de 2016

Tema 1: De la Prehistoria al final del reino visigodo

TEMA 1 – DE LA PREHISTORIA AL FINAL DEL REINO VISIGODO

1. La prehistoria de la península ibérica
La prehistoria abarca desde la aparición de los primeros homínidos hasta la invención de la escritura.

Paleolítico
El Paleolítico es la primera y más prolongada etapa de la prehistoria. Las sociedades paleolíticas: vivían de la caza, la pesca, el carroñeo y la recolección.
Eran grupos nómadas que se desplazaban de forma estacional siguiendo el alimento.
Se trataba de una economía depredadora. Los individuos se reunían en pequeños grupos, con una organización muy elemental.
Habitaban en cobijos provisionales y sólo a partir del Paleolítico medio, cuando dominaron el fuego, ocuparon cuevas de forma permanente.
Los estudios arqueológicos diferencian, dentro del Paleolítico, tres etapas en función de los tipos humanos existentes y de las técnicas que estos usaban.

Paleolítico Inferior (1.200.000-100.000 aC)
En Atapuerca (Burgos) se han hallado los primeros grupos humanos de la península Sus restos tienen una antigüedad de entre 800.000 y 1.200.000 años. Los homínidos que vivieron en esta época son el homo antecessor y el homo heidelbergensis
En esta etapa las herramientas eran muy toscas: lascas, bifaces, etc. Las producían golpeando unas piedras contra otras para darles forma o conseguir que tuvieran filo.

Paleolítico Medio (100.000-35.000 aC)

El primer tipo humano de este periodo que habitó la Península es el Neandertal.Vivía en grupos, con cierta organización social. Conoció el fuego y practicó ritos funerarios. Herramientas más sofisticadas de piedra (puntas de flecha, cuchillos)

Paleolítico superior (40.000-5.000 aC)

En esta etapa hace su aparición el Homo sapiens sapiens. Llegó a la Península hace unos 40.000 años y se extendió por todo el territorio, incluidos los archipiélagos.
Su tecnología mejoró considerablemente, tanto por el empleo de nuevos materiales (huesos, astas, conchas marinas...) como por una técnica más depurada, lo que les permitió realizar instrumentos más especializados.

El arte rupestre

Las primeras manifestaciones artísticas en la península ibérica tuvieron lugar en el Paleolítico superior (entre los años 40.000 y 10.000 aC) y se localizan en la zona de la cornisa cantábrica, por eso se conoce como arte rupestre cantábrico. Destacan especialmente las pinturas halladas en las cuevas de Altamira y El Castillo (Cantabria) y Tito Bustillo (Ribadesella).
Estas pinturas, realizadas principalmente en cuevas profundas y oscuras, se han vinculado a motivaciones mágicas (favorecer la caza) o religiosas (cuevas-santuarios). Predominan las figuras aisladas de animales, representadas con un acusado naturalismo. Se utilizan combinaciones de colores, es decir, la policromía.
Más tarde, a inicios del Neolítico entre los años 7.000 y 4.000 a.C), en la vertiente mediterránea se desarrolló el llamado arte rupestre levantino, con características propias y sin ninguna relación con el cantábrico.
Estas pinturas, que se localizan en abrigos rocosos relativamente bien iluminados, presentan características muy diferentes a las de la zona cantábrica.En cuanto al tema, se representan figuras humanas formando escenas muy variadas En cuanto a la técnica, las figuras tienen formas muy estilizadas, casi esquemáticas, y son prácticamente monocromas o combinan pocos colores.

2. Las sociedades neolíticas (5.000-2.500 aC)

Las primeras sociedades neolíticas surgieron en la península ibérica hacia principios del quinto milenio antes de nuestra era (casi 5.000 años más tarde que en Oriente Medio).
Esta etapa supuso un cambio transcendental en las formas de vida de los seres humanos, ya que comenzaron a producir su propio alimento mediante la agricultura y la ganadería.
Estos cambios provocaron, a su vez, la aparición de actividades nuevas, como la elaboración de tejidos, la fabricación de cerámica, el comercio, etc
La necesidad de vivir junto a los cultivos hizo que disminuyeran los desplazamientos, lo que impulsó el sedentarismo y la aparición de poblados estables.
El origen de la «revolución neolítica» se encuentra en la llegada a las costas mediterráneas (especialmente en la zona de Almería) de pueblos de Oriente Próximo. Desde el litoral, estas innovaciones se extendieron hacia el interior de la Península.
Distinguimos el Neolítico Inicial (5.000 – 3.500 aC) y el Neolítico Pleno (3.500 – 2.500 aC)

3. Las culturas de los metales

El comienzo del trabajo con los metales marcó un importante hito tecnológico en las sociedades de aquel entonces. Esta etapa se ha dividido en tres edades, en función del metal predominante en cada una de ellas.
La Edad del Cobre (3.000 aC / 1.700 aC) es la más antigua. Abundan monumentos megalíticos y poblados amurallados. La culturas más importantes fue la de Los Millares (en Almería).
La Edad del Bronce (1.700 aC / 1.000 aC). Los poblados se hicieron más grandes. Destaca la cultura de El Argar (en Almería) y megalítica en Baleares.
La Edad del Hierro.(Arredor 1.000 aC) En esta etapa se inició el periodo propiamente histórico de la mano de los celtas y de los primeros pueblos colonizadores: fenicios, griegos y cartagineses.

4. Los pueblos prerromanos

Durante el primer milenio se conformaron en la Península dos culturas distintas pero relativamente interrelacionadas entre sí: la cultura celta y la cultura ibera.
El contacto entre ambos pueblos fue intenso, y en la zona de confluencia entre celtas e iberos surgió una cultura con características de unos y otros a la que se denomina celtíbera.

Los Iberos

Los iberos se asentaron en el sur de la Península y en la costa mediterránea. Eran un conjunto de pueblos con muchas características comunes, pero que nunca establecieron ninguna forma de unidad política entre ellos.
- economía estaba basada fundamentalmente en agricultura y ganadería (aunque también desarrollaron relaciones comerciales con griegos, fenicios y cartagineses).
- Su organización política estaba bastante desarrollada debido a la influencia del modelo de ciudad-Estado, traído por fenicios y griegos. Cada Estado podía comprender varias ciudades con sus territorios circundantes. El modelo político más frecuente era la monarquía.

El desarrollo cultural ibero fue destacable. Los principales elementos culturales son:
- escritura, expresión de una lengua común, pero que se escribía con diversos alfabetos.
- religión, con influencia griegas y púnicas que mezclaron con sus creencias ancestrales.
- arte: funcionalidad religiosa y funeraria (Dama de Elche, Dama de Baza)

Los Celtas

Los celtas fueron un pueblo indoeuropeo que llegó a la Península a comienzos del primer milenio, procedentes del centro de Europa, y ocuparon la Meseta Norte: Galicia, N. de Portugal, Asturias...
Aportaron numerosos avances técnicos, como el uso de la metalurgia del hierro. Sus asentamientos más representativos fueron los castros y su actividad principal fue la ganadería
Para el estudio de los celtas contamos con muy pocas fuentes. Las referencias a ellos proceden de fuentes romanas, que los presentaban como pueblos primitivos y belicosos.
Es generalmente aceptado que su sociedad se organizaba en tribus, hablaban lenguas indoeuropeas y no conocían la escritura.

Los celtiberos

En la zona de confluencia entre celtas e iberos (Sistema Ibérico, este de la Meseta y Sistema Central) surgió una cultura con características peculiares. Mezclaban elementos de ambos, aunque predominó el factor celta.
Fueron extraordinarios guerreros, dotados, además, de una excelente tecnología armamentística. La aristocracia guerrera se constituyó en el grupo dominante. Tanto cartagineses como romanos los incorporaron a sus ejércitos.



5. Los primeros colonizadores mediterráneos

Desde principios del primer milenio antes de Cristo diversas potencias colonizadoras procedentes del Mediterráneo oriental se asentaron en la península ibérica. Las razones geoestratégicas y la potencialidad económica del territorio fueron las causas de esta oleada colonizadora.
Los fenicios, pueblo comerciante procedente del actual Líbano, fueron los primeros en colonizar la Península. Hacia el siglo IX aC fundaron la ciudad de Gadir (Cádiz) desde donde se expandieron por las costas andaluzas y del sur de Portugal.
Más tarde, hacia el siglo VIII aC, llegaron los griegos. Fundaron algunos enclaves relativamente importantes en la parte norte de la costa mediterránea: Emporion (Ampurias), Rhode (Rosas), etc. Desde allí se establecieron en algunos puntos costeros como Mainake (cerca de Málaga).
Ya en el siglo VI aC, los cartagineses comenzaron a controlar el sur peninsular, continuando el dominio que habían ejercido los fenicios en esta zona y ampliándolo hacia el Este y el Norte. A partir del siglo III aC, su presencia adquirió los rasgos de una conquista militar. Fundaron colonias como Ebusus (Ibiza), Cartago Nova (Cartagena), etc.
Todos estos pueblos actuaron como transmisores de elementos culturales y tecnológicos más avanzados de los que se disfrutaban en la Península.

6. Tartessos

La cultura tartésica, que alcanzó su máximo apogeo entre los siglos VIII y VI aC, tuvo su centro geográfico en Andalucía occidental, aunque también se extendió por la Meseta Sur y la Baja Extremadura.
Las fuentes con las que se cuenta para el estudio de los tartesios son, además de las referencias de historiadores griegos y escasos restos arqueológicos hallados.
La economía se sustentaba en la minería (extracción de plata, cobre y oro), en la ganadería y en las actividades metalúrgicas del bronce.
Tartessos era además un centro de comercio internacional que puso en contacto a fenicios y griegos con los pueblos del oeste peninsular. La relación entre estos pueblos era tan intensa que algunos historiadores sostienen que entre tartesios y fenicios se produjo una fusión cultural completa.
Políticamente, Tartessos no constituyó una unidad, sino que existió una pluralidad de centros de poder.
A partir del siglo VI aC, una combinación de elementos externos -como el creciente poder de Cartago o la sustitución del bronce por el hierro- e internos -como el agotamiento de las minas- provocaron la deca#dencia de esta cultura.
En la actualidad, todavía se sigue buscando el emplazamiento de estos centros tartésicos (en el entorno de la reserva del Parque de Doñana).

7. La Hispania romana

La conquista romana
La conquista romana fue el proceso histórico de dominio y control militar del territorio de la península ibérica por parte de Roma. Dicho proceso fue bastante dilatado en el tiempo (unos 200 años), y terminó con la total integración y asimilación del territorio hispánico en el imperio romano.

Enfrentamiento entre romanos y cartagineses (218-197 aC)

El interés de Roma por la península ibérica surgió durante el siglo III aC. en el contexto de la segunda guerra Púnica contra Cartago.
En esta etapa las tropas romanas derrotaron a los cartagineses y conquistaron toda la costa mediterránea peninsular, el valle del Guadalquivir y parte del valle del Ebro.

La conquista del interior de la Península (197-29 aC)

Más tarde, el interés de Roma se centró en la conquista del interior de la Península. Se encontraron con una fuerte oposición de los pueblos peninsulares, especialmente de celtiberos y de lusitanos. Ejemplo de esa dificultad fue la resistencia de ciudades como Numancia. El resultado de estas guerras fue que casi toda la Península quedó bajo dominio romano.

Sometimiento de los pueblos de la cornisa cantábrica (29-19 aC)

El sometimiento de este territorio (del que hasta el descubrimiento de oro en las montañas de León los romanos no se habían ocupado, por su escaso interés económico) se inició con las guerras cántabras, que acabaron con el control más o menos efectivo de cántabros, astures y galaicos por el emperador Augusto.
De esta forma, toda la península ibérica pasó a formar parte del Imperio romano, aunque el grado de integración fue más intenso en la costa medi#terránea y en el valle del Guadalquivir.
Para asegurar el territorio, Roma fundó diversos campamentos militares, como Asturica Augusta (Astorga) o Legio (León), que más tarde se convirtieron en ciudades.



8. La romanización de la sociedad hispanorromana

Se conoce por romanización al proceso de integración de los pueblos prerromanos en los modelos económicos, sociales, político-administrativos, culturales y religiosos de Roma.
Este proceso se realizó por medio de instrumentos tan diversos como el ejército, las ciudades, la economía, las comunicaciones, las relaciones sociales y clientelares, la cultura, etc.
De este modo, se difundió el latín, cambiaron las vestimentas y las costumbres y se desarrolló un nuevo derecho penal.
La romanización fue un proceso impuesto por los conquistadores, pero también contó con el apoyo de las élites locales, interesadas en integrarse en el Imperio romano para no perder sus privilegios.

9. La economía hispanorromana

La inclusión de la economía peninsular en los circuitos comerciales del Imperio romano supuso un gran impulso tanto para el comercio como para la producción de muchas mercancías que se exportaban a otros lugares del amplio mercado romano.
La economía romana era esclavista, gran parte de las actividades productivas y de los servicios dependían del trabajo de esclavos, en su mayoría procedentes de pueblos conquistados o descendientes de ellos.

Una economía monetaria y urbana

La economía del Imperio romano se basaba en los intercambios comerciales entre las diversas partes del mismo, que debían estar muy bien conectadas. La creación de una excelente red de comunicaciones terrestres y marítimas ponía en contacto las distintas regiones y ciudades. El desarrollo urbano de este periodo se debió al papel que desempeñaba la ciudad en esta economía mercantil.
El desarrollo comercial se apoyó igualmente en la configuración de una economía monetaria basada en el denario romano, que actuaba como moneda internacional.

Las actividades agropecuarias

La agricultura se fundamentaba en la clásica tríada mediterránea: trigo, vid y olivo.
Los romanos introdujeron innovaciones técnicas, como el barbecho y el regadío. La forma de explotación agropecuaria más frecuente era la villa; se trataba de una gran explotación latifundista dedicada a la producción para la exportación y que empleaba esclavos. La pesca fue igualmente destacable.

Las actividades mineras

La Península era muy rica en yacimientos mineros: plata y plomo en Cartagena, cobre en Andalucía y Asturias, mercurio en Almadén, oro en Galicia y León, estaño en Galicia, etc
La mayoría de las grandes explotaciones mineras eran propiedad del Imperio romano, pero se permitió la existencia de minas privadas (normalmente, eran los yacimientos más pequeños).

10. La sociedad hispanorromana

El modelo social hispanorromano quedó definido por dos elementos fundamentales: la existencia de desigualdades jurídicas derivadas de la distinción hombre libre y esclavo, y la integración de las élites indígenas. A partir de estas premisas se diferenciaron diversos grupos:
En la cúspide estaban los ciudadanos romanos, dueños de grandes latifundios y muy ricos. Eran los miembros del orden senatorial.
Por debajo, estaban los caballeros, procedentes en su mayoría de las aristocracias de los pueblos sometidos y que controlaban los cargos políticos (magistraturas) locales o provinciales. Junto a los senadores formaban la aristocracia.
El grupo más bajo de los hombres libres era la plebe, formada por pequeños propietarios agrícolas, artesanos y trabajadores libres.
Por debajo de todos, estaban los esclavos, que no tenían derechos ni eran libres.
La familia era patriarcal. El marido disponía de la patria potestad sobre todos los miembros de la familia, lo que le otorgaba la capacidad plena de decidir sobre todas las cuestiones familiares y el derecho a ser obedecido.


11. La organización administrativa

Para administrar el territorio peninsular, los romanos usaron su tradicional criterio de delimitación provincial. Hispania se dividió en provincias, que fueron variando en número y extensión a lo largo del tiempo y dependiendo de los intereses cambiantes de las autoridades de Roma.



La red urbana y de comunicaciones

La civilización romana fue esencialmente urbana. Las ciudades crecieron en número y en tamaño. Emérita Augusta, Caesaraugusta (Zaragoza), Hispalis (Sevilla) y Tarraco fueron algunas de ellas.
Los romanos crearon una excelente red viaria basada en las calzadas. Esta red permitía organizar el territorio, asegurar su control militar y administrativo y unir las distintas ciudades. También sirvió para el desarrollo del comercio.

12. La asimilación de la cultura romana

La lengua, el arte, el derecho y la religión fueron las principales manifestaciones de la integración hispana en la cultura romana. Estos cuatro aspectos han dejado una notable herencia cultural que perdura hasta la actualidad.
El latín se difundió como lengua de prestigio. Su difusión, no solo oral, sino también escrita, se impuso sobre las lenguas autóctonas que, no obstante, no desaparecieron totalmente.
Las manifestaciones artísticas son abundantes, pero las más relevantes las hallamos en la arquitectura y en el mosaico. En arquitectura destacan las obras de infraestructura urbana (acueductos como el de Segovia, o teatros como los de Mérida), de transporte (puentes como el de Alcántara), los templos o mausoleos y los arcos conmemorativos.
El derecho romano se extendió por toda la Península. Su empleo regulaba las relaciones privadas y el funcionamiento de las instituciones políticas.
La dominación romana impuso también las creencias religiosas propias del Imperio romano. Se respetaron las creencias locales, pero era obligado el culto al emperador y a los tres dioses que simbolizaban el poder de Roma: Júpiter, Juno y Minerva. En este sentido la religión se utilizó como medio de integración política.
Más tarde, a partir del siglo III, se difundió también el cristianismo en Hispania. El Edicto de Milán decretó la libertad religiosa y reconoció legalmente el cristianismo, que pasó a convertirse en la Iglesia oficial del Imperio con el emperador Teodosio I en el año 380.

13. La crisis del imperio

A partir del siglo III el Imperio romano comenzó a padecer graves problemas que marcaron el inicio de su decadencia. La crisis fue consecuencia de una serie de procesos económicos, políticos y militares que debilitaron las instituciones de todo el Imperio.
Entre las causas económicas es destacable la escasez de mano de obra esclava como consecuencia de la finalización de las guerras de conquista. Esto se tradujo en su encarecimiento y en la decadencia de numerosas actividades productivas. Paralelamente, las incursiones de los pueblos bárbaros dificultaron las relaciones comerciales. Las ciudades se resintieron y comenzaron a despoblarse.
Entre las causas políticas y militares hay que resaltar la inestabilidad del poder imperial y la incapacidad del ejército para contener los asaltos de los pueblos bárbaros. Los pueblos vecinos del Imperio romano aprovecharon la crisis para penetrar en sus territorios.

14. El reino visigodo


Los emperadores romanos, incapaces de defender su territorio, se vieron obligados a dividir el Imperio y a pactar con los pueblos bárbaros. En este contexto, suevos, vándalos y alanos invadieron la Península a comienzos del siglo V. Para hacerles frente, el emperador llamó a uno de los pueblos federados: los visigodos.
A comienzos del siglo V los visigodos llegaron a un acuerdo con el emperador romano: establecieron el reino de Tolosa en el sur de Francia y entraron en la península ibérica para expulsar a suevos, vándalos y alanos.
Casi un siglo más tarde, ya desaparecido el Imperio romano de Occidente, los visigodos, tras ser derrotados por los francos, abandonaron Francia y se asentaron definitivamente en la Península, donde formaron un reino independiente cuya capital fue Toledo

Evolución política del reino visigodo

Los visigodos, a pesar de contar con el poder político, eran una minoría en la Península respecto a la población hispanorromana. Con el tiempo se produjo un proceso de asimilación, por el que los visigodos se fueron mezclando con la nobleza autóctona.
La monarquía visigoda era electiva, es decir, los nobles visigodos ele#gían de entre ellos a cada nuevo rey. Este hecho creó una acusada inestabilidad política, pues los enfrentamientos entre la nobleza por hacerse con la corona fueron frecuentes.
Los visigodos practicaban como religión una variante del cristianismo (arrianismo). A partir del s. VI se inició un proceso de unidad religiosa entre los visigodos, y los hispanorromanos, que eran católicos, que terminó con la adopción del catolicismo como religión oficial.(Recaredo)

Una sociedad ruralizada

La crisis final del Imperio romano acentuó la ruralización de la sociedad; las ciudades se hallaban en plena decadencia y la crisis del comercio había fomentado la autosuficiencia.
Los esclavos fueron cada vez más escasos, por lo que se sustituyeron por campesinos libres-colonos. Ambos se fusionaron en un nuevo grupo so#cial de campesinos dependientes: los siervos.

La debilidad del reino visigodo hizo que sus funciones fueran sustituidas por las relaciones personales. Por eso muchos pequeños propietarios buscaron la protección que les ofrecían los nobles, capaces de disponer de tropas propias. A cambio debían ceder sus propiedades o trabajar para ellos. Al mismo tiempo, la monarquía solía pagar con tierras los servicios prestados por la nobleza. Con todo ello la nobleza fue ganando poder. Se estaba gestando el modelo feudal.

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