viernes, 11 de noviembre de 2016

Tema 4 - El siglo XVIII- Reformismo borbónico e Ilustración

TEMA 4 - El siglo XVIII- Reformismo borbónico e Ilustración

La entronización de la dinastía de los Borbones en España coincide con un serio proyecto de modernización y reforma de nuestro país que superara el atraso de la época de los Austrias Menores. De hecho, España vivió un período de expansión demográfica y económica y la administración se racionalizó. El nivel más alto de racionalización se alcanzó con el Despotismo Ilustrado de Carlos III en la segunda mitad del siglo. Por otro lado, los Borbones impusieron un modelo administrativo centralizado que chocó con la tradición descentralizada de los reinos hispánicos.

La Guerra de Sucesión y el Sistema de Utrecht

Esta guerra (1701-1713) se inició por el problema de sucesión de Carlos II de España. Este rey murió sin descendencia y en su testamento (1700) legó todos sus reinos a Felipe de Anjou (Borbón), nieto de Luis XIV, con la condición de que no dividiera los dominios españoles. El otro candidato, Carlos de Habsburgo, no aceptó el testamento e inició la guerra contra Felipe V. La Guerra de Sucesión tuvo dos vertientes:

Como guerra europea fue un enfrentamiento para obtener la hegemonía europea. Luis XIV y Felipe V tuvieron que enfrentarse a la coalición formada por Austria, Saboya, Holanda e Inglaterra.

Como guerra civil fue un enfrentamiento entre Castilla (partidaria de Felipe V) y la Corona de Aragón (partidaria de Carlos de Habsburgo). Los motivos de la Corona de Aragón eran varios, pero el principal era la sospecha de que el candidato francés acabaría con los fueros y Cortes aragonesas por la tradición centralista de los Borbones.

La Guerra fue larga e incierta, pero en 1711 Carlos de Habsburgo se convirtió en emperador de Austria por la muerte de su abuelo Maximiliano. Inglaterra, que ahora veía la posibilidad de unificación bajo un mismo rey de España y Austria y estaba en guerra para evitar una unificación de ese tipo, forzó la paz. Asimismo, en 1714, Felipe V conquistó Barcelona de modo que la Corona de Aragón se rindió.

El Tratado de Utrecht (1713) puso fin a la guerra y estableció el fin de las hegemonías y el principio del Equilibrio Europeo

Felipe V (1700-1746) fue reconocido rey de España, pero Luis XIV tuvo que renunciar a unir España y Francia.

Austria se anexionó la mayor parte de los territorios españoles en Italia y los Países Bajos.

Inglaterra se anexionó Gibraltar y Menorca, pero sobre todo, obtuvo ventajas comerciales

España fue la gran perdedora pues perdió todos sus dominios europeos (no se respetó el testamento de Carlos II).

Por ello, España no aceptó esta parte del tratado. Esto dio lugar al Revisionismo (intento de deshacer los elementos perjudiciales del tratado de Utrech) en Italia entre 1720-1730, que fracasó completamente. Eso llevó a España a los Pactos de Familia, tratados de alianza con Francia para conflictos puntuales en los que España cambiaba apoyo militar por recuperación de territorios. En los dos primeros Pactos de Familia (Guerra de Sucesión de Polonia-1733; y Guerra de Sucesión de Austria- 1743), Felipe V luchó con Francia contra Austria y recuperó los dominios italianos (Reino de Dos Sicilias y Ducados de Parma y Guastalla).

Con Fernando VI (1746-1759), España mantuvo una situación de neutralidad Sin embargo, en cuanto Carlos III subió al trono (1759-1788) reanudó el III Pacto de Familia. Este arrastró a España a la Guerra de los Siete Años (1756-1763) y la Guerra de Independencia de EE.UU. (1776-1783). Tras ella, España recuperó Menorca y Florida.

Reformas en la organización del estado.

La monarquía centralista: Los Borbones introdujeron en España los modelos administrativos franceses; esto significaba que la administración tendería a ser más racional, eficaz y centralista. Este último aspecto era el más complejo, pues la tradición de los Austrias era la de la pervivencia de múltiples administraciones descentralizadas (especialmente en la Corona de Aragón). Los Decretos de Nueva Planta (1707-1714) fueron el principal medio de centralizar la administración. Felipe V aprovechó la “traición” de la Corona de Aragón para abolir sus fueros y cortes y reducir estos territorios a las leyes castellanas, como temían los aragoneses. Tras los Decretos de Nueva Planta ya sólo quedaban Navarra y los territorios vascos con fueros propios.

Se elimina el antiguo sistema polisinodial por las Secretarías de Estado y de Despacho. Estas secretarías eran similares a los actuales ministerios, pues al frente de éstas se situaba un secretario que despachaba directamente con el rey (Secretarías e Estado, Justicia, Hacienda, Guerra, Marina e Indias).

Intendencias y Capitanías Generales: Las intendencias eran similares a las actuales provincias y los intendentes tenían amplias funciones de justicia, policía, recaudación de impuestos, etc. Los Capitanes Generales tenían la jefatura militar.

Se generalizan en todos los municipios españoles los corregidores, nombrados por el Rey.

La reforma de la hacienda fue un aspecto fundamental de la racionalización administrativa, pues permitió sanear las cuentas del estado.

En primer lugar, los gastos descendieron al finalizar las costosas guerras en Flandes.

Por otro lado, los ingresos subieron pues la antigua recaudación indirecta fue sustituida por la recaudación directa.

Las reformas de la hacienda también permitieron descargar a Castilla de todo el peso fiscal, pues los Decretos de Nueva Planta extendieron esta carga a la Corona y Aragón.

Recaudación de algunas rentas eclesiásticas, mediante la firma del Concordato con la Santa Sede.

Otros intentos posteriores de mejorar la hacienda fracasaron, sin embargo, pues atentaban contra los intereses de la nobleza y de la iglesia.

La Ilustración. La práctica del Despotismo Ilustrado: Carlos III.

Entendemos por Ilustración el movimiento ideológico y filosófico que pretendía convertir a la razón en el principio básico de toda actividad humana: economía, sociedad, política, etc. La religión, la tradición o la superstición eran consideradas como no racionales, y por tanto no podían ser las guías de la sociedad. La Ilustración, se convertía así en un elemento de progreso y modernización social sin precedentes que, a la larga, contribuiría a los fenómenos revolucionarios del siglo XIX.

El Absolutismo era considerado por los ilustrados como un sistema político no racional (ellos proponían los principios de separación de poderes, soberanía nacional, etc.), sin embargo, algunos soberanos absolutos estaban al tanto de las ideas ilustradas y aceptaban muchas de ellas como medio de racionalizar el gobierno, la economía y la sociedad. Estos reyes son los representantes del Despotismo Ilustrado. Por tanto, el Despotismo Ilustrado mantenía el Absolutismo Político, es decir, todo el poder en manos del rey, pero con una práctica política a favor del pueblo: “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.

Carlos III impulsó muchos proyectos de reformas, especialmente en el plano económico. Para ello se ayudó de ilustrados que participaron en su administración (Conde de Aranda, Floridablanca, Jovellanos, Olavide) y apoyó las actividades de las Sociedades Económicas de Amigos del País. Por supuesto, muchas de estas medidas perjudicaban a la nobleza y la iglesia que mostraron su oposición y descontento en acciones como el Motín de Esquilache (1766).

Entre las reformas ilustradas de Carlos III tenemos que citar:

Reformas religiosas: limitación del poder de la Iglesia, intensificando el regalismo y limitando el poder de la Inquisición. La medida más llamativa fue la expulsión del país de los jesuitas.

Reformas en la agricultura: el principal problema para el desarrollo de la agricultura era el régimen de propiedad de la tierra, es decir, el desigual reparto de ésta. Para aumentar la disponibilidad de tierras había que desvincular y desamortizar una gran cantidad de tierras de “mano muerta”, es decir, en manos de los mayorazgos, iglesia, y municipios. Esto era prácticamente imposible pues hubiera supuesto destruir las bases del orden social estamental que sustentaba el Absolutismo. Por lo tanto, era complicado aumentar la superficie cultivable, y tampoco se invertía en modernizar técnicas y herramientas para mejorar el rendimiento de la cultivada. Carlos III no logró modificar este estado de cosas: sus medidas fueron limitadas: reducir los privilegios de los grandes ganaderos (la Mesta), colonizar tierras despobladas, obras de regadía...

Reformas en la industria: las reformas en la industria y artesanía tuvieron un alcance desigual. Por un lado se fomentaron la Manufacturas Reales (por ejemplo la Real Fábrica de Tapices de San Fernando), pero éstas sólo afectaban a productos de lujo. El rey declaró todo trabajo “honrado”, permitiendo que los hidalgos pudieran trabajar sin perder su honor. Asimismo, se creó una incipiente industria textil en Cataluña, favorecida por el proteccionismo (impuestos sobre la importación de productos de otros países)

Reformas en el comercio: las reformas del comercio exterior fueron las medidas económicas más efectivas de Carlos III: decretó la libertad de comercio con América para todos los súbditos de la Monarquía. La libertad de comercio incentivó el comercio con América, y liberalizó el comercio de granos abaratando los alimentos. Asimismo, liberalizó el comercio interior, eliminando las aduanas entre la Corona de Aragón y la de Castilla.

Reformar militares: servicio militar obligatorio y reorganización del Ejército; potenciación de la Marina, considerada necesaria para la defensa del imperio colonial. Las reformas en los astilleros permitieron convertir a España en la tercera potencia marítima después de Inglaterra y Francia.

Obras públicas. Carlos III fue conocido como el “mejor alcalde de Madrid” por embellecer la capital y dotarla de alcantarillado; por otro lado, fue importante su política caminera destinada a mejorar las vías de comunicación interior, con el proyecto del Canal de Castilla, que recorrería la Meseta Norte de norte a sur y no pudo ultimarse por falta de fondos.

Demografía, sociedad y cultura con los Borbones

Demografía: La población española creció en el siglo XVIII, pero de manera más intensa en la periferia y las grandes ciudades. Pese a ello, no podemos hablar de transición demográfica: la mortalidad y natalidad siguen siendo muy altas.España continúa en en régimen demográfico antiguo.

Sociedad: La sociedad no experimentó avances de calado. Pese a las intenciones de la Ilustración, se mantuvo el orden estamental, y los intentos de limitar los privilegios nobiliarios se vieron detenidos. La nobleza y el alto clero (básicamente nobles que habían optado por la carrera eclesiástica) no pagaban impuestos, controlaban la mayor parte de las tierras y copaban los puestos de gobierno. Como en toda Europa, asciende la burguesía (plebeyos comerciantes, profesionales y labriegos ricos) pero no logra dominar la política ni, a diferencia de en otros países, la economía. La mayoría de la población sigue siendo campesina: pequeños propietarios pobres en el norte, jornaleros (campesinos sin tierra que trabajaban por un jornal) extremadamente pobres en el sur.


Cultura: La Monarquía fomentó la ciencia, pero el conservadurismo social evitó un verdadero avance del conocimento. En literatura y arte domina el Neoclasicismo, sobria reacción contra los excesos del Barroco que no alcanza las cotas de excelencia de los siglos anteriores. La figura artística más destacada, por encima de cualquier clasificación, es Goya.

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